PROTEGE TU PLANETA.
La estación donde pasan los trenes, suele estar repleta de bancos. Algunos
de los cuales están ocupados por inquilinos habituales:
...como el verde, donde siempre reposa Geltrudis, una mujer
abierta y campechana, un poco demacrada pero con gran simpatía y un excelente
corazón...
...o el rojo, donde por regla
general está el señor x, siempre rodeado de periódicos y con el que núnca he
mantenido conversación alguna.
También está el azul, el amarillo,
el naranja...todos ellos repletos hasta
rebosar.
En el blanco, por ejemplo, está Sonia y en el violeta, Agustín.
Susana y su hermanito, están en el rosa.
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“Y descubrí si ánimo de averiguar
nada en absoluto, que en la estación de trenes donde nos encontramos ahora tú y
yo, acontecen sucesos inimaginables y cuanto menos insospechados. Suceden las
cosas más abrumadoras que te puedas imaginar cuando cambias de banco.
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EL BANCO
AMARILLO.
Me dirigí a sentarme en el banco
amarillo y recuerdo que fue sentarme en él y me invadió una sensación de
apertura abrumadora. De hecho cuando abrí los ojos de nuevo, hallé una
carta a mi lado. Acto seguido, abrí esa carta dispuesto a leerla y me encontré
con el siguiente escrito:
"La historia de mi
vida es tan breve que hasta yo puedo resumirla en dos palabras: incomprensión,
es una y fatalidad, la otra.
Nací en medio de un
bosque; con el calor y el amor incondicionado que me proporcionó mi madre la
naturaleza.
Crecí fuerte porque mi
padre, el sol, me dió fuerzas para ello; alegre y optimista, puesto que mis
amigos los animales, me confiaban sus historias tras cobijarse en mi follaje.
Y con el pasar de los
años, mientras mis hojas caían en otoño y mi corteza se hacía cada vez más
gruesa, he presenciado la devastación que la mano del hombre ha causado en mis
hermanos.
Ahora me encuentro solo
entre humos de coches y fábricas...; y totalmente cubierto de basura; con mis
ramas desquebrajadas, mi orgullo herido y aislado por completo de cualquier ser
vivo civilizado.
Día tras día veo pasar
cerca de mí, eso que los hombres llaman vehículos. Eso que incontables veces
han dañado mi tronco y roto mis ramas.
Ya tan solo recibo
algún que otro rayito de sol. Estas dichosas construcciones que se levantan
hasta el infinito, no dejan que llegue hasta mí tan preciado tesoro.
Innumerables bolsas de
plástico repletas hasta rebosar de basura colman ahora mi base como si de
hierba se tratara, creyendo sustituir así las inimitables margaritas que
crecían junto a mí.
Mis raices son viejas y
desde mis orígenes hasta mi degradado estado actual he presenciado lo que puede
llegar a hace la mano del hombre.
Pero aún tengo
ESPERANZA, porque la esperanza es lo último que se pierde y aún creo que los
hombres pueden aprender. Aprender, crecer y darse cuenta de que me necesitan
para respirar porque yo puedo proporcionar el imprescindible oxígeno que les
hace falta para vivir".
Tras concluir la lectura de la carta,
llegó un tiempo de reflexión y me invadió una extraña sensación de tristeza, de
Gran Tristeza!.
Una tristeza desoladora y absoluta.
Junto a ese sentimiento, las ideas se
agolparon en mi cabeza; es curioso que la situación del árbol y de tantos
árboles más, la haya causado la mano del hombre, de quien se vaticina ser la
criatura más inteligente sobre la faz de la tierra. Aunque hace tiempo que
tengo una duda al respecto de esta aseveración porque un ser tan inteligente,
no destruiría su habitat y el ser humano está destruyendo su casa, cada vez más
deprisa.
Así estuve reflexionando largo tiempo,
al menos eso creo, antes de cerrar de nuevo los ojos.
Cerré otra vez mis ojos y al volverlos a
abrir encontré frente a mí una pantalla gigante con múltiples departamentos o
apartados en la misma donde se podía divisar...una solución?
En el primer monitor existía una
frondosidad abrumadora; pero no se trataba de un bosque sino de un jardín
vertedero. Allí se reciclaba todo.
¡Qué maravilla!
En el segundo monitor, lo que habían
eran muchos molinos de viento y desde
luego en ese lugar parecía haber mucho aire porque las aspas giraban a toda
velocidad.
En otro departamento, como si de una
televisión se tratara, también se podía observar la fuerza del agua, en
una central hidroeléctrica.
Desde luego existía una fuerte apuesta
por la energía renovable!
Otro monitor que me llamó mucho la
atención, fué el observar esa multitud de placas solares. Había
tantas!, ¿sería un desierto?
Desde luego este era también un modo de
obtener energía limpia.
¿sería la solución?
Tan
sólo tienes que cerrar los ojos, sentarte en un banco y respirar
profundamente para trasladarte a otra dimensión”
Banco amarillo , De la pág. 9 a 10
Banco azul,
De la pág. 11 a 13
Banco rosa,
De la pág 14 a 16
Banco verde,
De la pág 17 a 18
Banco rojo,
De la pág 19 a 20
Banco violeta,
De la pág. 21 a 24
Banco gris,
De la pág 25 a 27
Banco Esperanza, De la pág 28 a 29
Te sugiero que cuando finalices la lectura en los bancos, leas también el final
de la obra:
Última propuesta y
Lo que debo hacer
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