La toxicidad de las setas
Manual del naturalista
Obviamente existen diversos tipos de intoxicaciones según el tipo de especie de que se trate.
Intoxicaciones de incubación larga
Síndrome faloidiano: Lo producen las especies Amanita phalloides, A. verna, A. virosa, Galerina marginata y otras pertenecientes al género Galerina. Tiene una alta mortalidad. Las Amanitas, especialmente la A. phalloides son responsables de más del 90% de las muertes por intoxicación por setas. Recordemos que todas poseen láminas blancas, volva y anillo.
Amanita virosa
Es suficiente un ejemplar mediano de Amanita y entre 12 y 30 de Galerita para matar a una persona.
Los síntomas tardan entre 6 y 40 horas en aparecer, en forma de vómitos dolorosos, diarrea con dolores cólicos, calambres, pulso débil etc., que desaparecen durante unas horas para volver con más fuerza. La muerte sobreviene entre los 2 y 20 días después de la intoxicación.
Intoxicaciones por Lepiota: Las producen la Lepiota helveola y otras lepiotas de pequeño tamaño cuya carne enrojece levemente. Los síntomas aparecen entre las 5 y 15 horas de la ingestión, son parecidos a los del síndrome faloidiano y pueden ser mortales.
Intoxicaciones por Cortinarius Orellanus: Puede tardar hasta 14 días en presentar síntomas parecidos a los descritos y la muerte sobreviene en unas semanas.
Cortinarius orellanus.
Intoxicación por Paxillus involutus: Esta seta se ha consumido durante mucho tiempo, siempre muy frita, pero ha causado muertes en algunos lugares. Al parecer puede producirse un efecto acumulativo que provocaría una reacción alérgica a alguna proteína de la seta. Los síntomas comienzan entre 20 minutos y 4 horas tras la ingestión. Ataca principalmente al riñón, además de al hígado, corazón, músculos y glóbulos rojos.
Paxillus involutus
Intoxicación por Gyromitra esculenta: Esta seta se come mucho en el norte de Europa muy cocida o desecada. No obstante ha provocado muertes extrañas debido a una sustancia llamada giromitrina, que es muy tóxica al vapor o en solución acuosa y puede provocar intoxicaciones por inhalación, además, su dosis letal está muy próxima a la inocua, y el contenido de la toxina es muy variable, por lo que puede comerse sin presentar síntomas o provocando una grave intoxicación. Por otra parte tiene efectos carcinógenos sobre el hígado. Los síntomas aparecen entre los 2 y 20 horas de la ingestión con vómitos, diarreas, calambres, fiebre, etc. Finalmente se produce el coma y la muerte al cabo de 2 ó 4 días.
Intoxicaciones de incubación corta
Síndrome panterino: Lo produce la Amanita pantherina y los síntomas comienzan entre 1 y 3 horas de la ingestión con diarreas, vértigos, falta de coordinación mental y motora, etc, pero suele ser mortal.
Amanita pantherina.
Trastornos gastrointestinales: Pueden ser más o menos graves según la especie. Suelen aparecer los síntomas entre los 15 minutos o 1 hora de la ingestión. Los más graves los producen el Tricholoma pardium, Entoloma lívidum, E. rhodopolium, E. nidosorum y E. niphoides. Otras muchas especies producen trastornos menos graves.
Trastornos psiquicos: Algunas setas pueden producir alucinaciones visuales, además de ansiedad, convulsiones, nauseas, etc., como determinadas especies de los géneros Psicocybe y Paneolus. La Amanita muscaria es famosa por producir una especie de embriaguez con alucinaciones. En dosis grandes puede ser mortal.
Amanita muscaria.
Síndrome sudoriano: Lo producen algunas especies de los géneros Inocybe y Clytocybe, además de setas en mal estado. Se caracteriza por una gran sudoración además de diarreas, vómitos, hipotensión, etc. No es grave.
Hemólisis: Lo producen diversas setas, entre ellas muchas comestibles, como la Macrolepiota procera, y diversos Boletus cuando se comen crudos, ya que el cocinado destruye las hemolisinas que atacan los glóbulos rojos de la sangre.
Incompatibilidad con alcohol: Algunas setas como ciertos Coprinus producen trastornos al ingerirlas con alcohol que se caracterizan por enrojecimiento de la cara y pecho, sofocos, nauseas etc. No es grave.
Por último ciertas setas, como la Lepista nebularis, se consideran un buen comestible en algunas zonas y en otras provocan trastornos de diversos tipos. Esto puede deberse a diversos factores ambientales y desconocidos, pero es mejor abstenerse de comer estas especies.
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