Después de haber rebajado y asimilado la estupenda ruta nupcial del sábado, el cuerpo pedía a gritos montaña. Menos mal que el calendario laboral acudió en mi ayuda y siendo el martes 22 (...¡Uy ... como los millones en Suiza de algún espabilao ...) fiesta capitalina, no había que perder la ocasión. Si a eso le añadimos la oportunidad de seguir haciendo de cicerón (o cicerone) para mi buena amiga y compañera de trabajo Lorena, pues miel sobre hojuelas. Recién iniciada como está en esto del senderismo demuestra salida tras salida sus progresos y su buen estado de forma así como su amor a la montaña.
El plan para hoy era recorrer uno de los senderos más conocidos de nuestra Comunidad, la senda de Cavanilles o sendero de la Cortada (o Cortá para los lugareños), señalizado como SLV-13. Espectacular donde los haya. Un camino con historia, un deleite para los sentidos. Una ascensión a la Muela de Cortes donde la estrella es la senda propiamente dicha.
Es mi tercera visita a la Cortá y no será la última.
Para localizar el inicio de la ruta atravesamos la población de Cortes de Pallás y continuamos por la carreterilla paralela al arroyo del mismo nombre hasta el remozado lavadero. Este tramo tuve el placer de pisarlo en mi recorrido por el GR-7 en una de sus etapas más espectaculares y duras
GR-7 etapa 14 Venta Gaeta-Collado Bayart . Allí junto al lavadero vemos el cartel indicativo de la ruta. Seguimos las marcas verdiblancas del SL que nos sacan de la población por una pista cementada en su inicio. Llegamos a una bifurcación que nos ofrece dos posibilidades: subir por la Cortada (izquierda) o bien por el Corbinet y el paso de la Franca (derecha).
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Confluencia de los caminos de ida y de vuelta |
Las dos tienen su encanto pero hoy tiraremos para la izquierda. La subida por la Cortada es un poco más durilla pero subir por esa senda de herradura excavada en las paredes de la Muela, con esas vistas del pueblo, el Júcar y el embalse, es algo que no tiene precio.
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La impresionante senda de la Cortada |
Y allá que fuimos. Una hora de subida que es una gozada. Y eso a pesar del gélido viento que nos acompañó durante toda la mañana. Conforme subimos aparecen miradores colgados sobre el vacío en los que hay que recrearse.
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Vista de Cortes de Pallás y el embalse |
Chino-chano y poco a poco llegamos arriba.
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Otro tramo de la subida con la peña del castillo de Chirel al fondo |
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Una postal de Cortes con fotogénicos pino y modelo |
El altiplano de la Muela alberga la faraónica obra del depósito de agua, epicentro del complejo hidroeléctrico. Allí acaba la senda y comienza un llaneo junto a la valla del depósito. El viento arrecia de lo lindo en este tramo.
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Cartel al final de la subida |
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La pista que rodea el depósito de la Muela |
Mi intención era localizar (como en mi anterior visita en abril de 2010) un agujero en la valla (..que tenía waypointeado...) con el fin de subir a los muros de contención y ver el inmenso recipiente de agua que corona la muela. He de reconocer que no deja de ser una imprudencia o una temeridad el hacerlo. Es una obra vigilada y te puedes llevar un susto. Pero en aquella ocasión la tentación pudo más y en tu fiesta me colé como decía Mecano.
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El depósito en Abril de 2010 |
Hoy, el agujero estaba remendado y me quedé con las ganas de enseñarle a Lorena esta maravilla de la ingeniería. Así pues fuimos rodeando la obra por la pista hasta llegar al desvío que nos acercaría hasta la senda de bajada.
El sol apareció pero no ganó la batalla al frío ni al viento. Había apetito pero haber quién era el guapo que se quedaba quieto allá arriba. Atravesamos el lapiaz para enlazar con la senda y tras bajar un poco encontramos un abrigo rocoso y allí que almorzamos.
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Comienzo de la senda de bajada |
Eso sí, sin ni siquiera quitarnos los guantes y tapados hasta las cejas. Dimos cuenta rápidamente de los bocatas, la naranja y el chocolate. Cuanto eché de menos el cafetito calentito y bautizado de Rafa o Vicente y Mariajo. Ya toca comprarse el termo Paquito ...
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Lorena en la bajada por el espectacular paso de la Franca |
Ante nosotros el tajo del arroyo de Cortes allá abajo escoltado por esos cinglos tan característicos de la Muela. La senda serpenteando para salvar el paso de la Franca. Y a la derecha la espectacular Ventana del Águila.
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La ventana del Águila |
Si la subida era bonita, la bajada no se queda atrás.
Una vez llegamos al cauce (seco en un principio) lo cruzamos para acercarnos al manatial de San Vicente a los pies de una curiosa formación en forma de quilla de barco.
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El manantial bajo la loma de la Franca |
El agua manaba pura y cristalina y se encauza en una acequia en adelante.
Seguimos por la margen izquierda y bajamos hasta el abrigo de la Cueva Tejedor, refugio de ganado de la familia El Tejedor con tierras por los alrededores como nos indica el poste que la señaliza.
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