Lo renovable no va siempre unido a lo sostenible!
Esta falta de sostenibilidad hace que muchos expertos, y muchas organizaciones ecologistas, no vean en estos biocombustibles (denominados como agrocarburantes por muchas ONGs) una solución sostenible al problema energético y de consumo de combustibles fósil.
Parte del fundamento del problema que se da para el tejido productivo, nuevamente, la materia prima. Algunos países, originalmente exportadores de semillas, están potenciando la producción interna y la exportación de su propio biodiesel, aplicando tasas diferenciales a la biomasa vegetal y a los biocombustibles, y llevando a cabo lo que muchos expertos consideran como "dumping", poniendo en los mercados biocombustibles a precios inferiores a los costes de producción locales, lo que hace que las grandes distribuidoras prefieran adquirir el biodiesel en el mercado exterior y la producción local se vea seriamente afectada.
La otra parte del problema que tienen los productores de biocombustibles en Europa es la inseguridad generada por una política de apoyos que fluctúa demasiado para un sector, el de los biocombustibles, que depende demasiado de las deciciones políticas que se adopten y que precisa de fuertes inversiones.
Por lo pronto el Proyecto de Ley votado el 11 de septiembre pasado por el Parlamento Europeo parece que tiene una intención clara de limitar los biocombustibles de primera generación en Europa y comenzar a promocionar los de generaciones superiores (segunda y tercera).
Enlace biodigestor casero:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=0gR1V2qn1cM
En España, en 2011, de las materias primas utilizadas para la fabricación de biodiesel nacional tan sólo el 20,35% provenía del mercado nacional. De hecho, para la fabricación de biodiesel ese año se utilizó, además de los aceites de fritura mencionados con anterioridad, un 44,81% de palma (importada en su totalidad, fundamentalmente de Indonesia) y un 23,8% de soja (siendo un 36,6% de Argentina, otro 36,3% de Brasil y un 17,8% de EEUU). Esto implica, evidentemente, una fuerte dependencia de los recursos externos.
Esta falta de sostenibilidad hace que muchos expertos, y muchas organizaciones ecologistas, no vean en estos biocombustibles (denominados como agrocarburantes por muchas ONGs) una solución sostenible al problema energético y de consumo de combustibles fósil.
Parte del fundamento del problema que se da para el tejido productivo, nuevamente, la materia prima. Algunos países, originalmente exportadores de semillas, están potenciando la producción interna y la exportación de su propio biodiesel, aplicando tasas diferenciales a la biomasa vegetal y a los biocombustibles, y llevando a cabo lo que muchos expertos consideran como "dumping", poniendo en los mercados biocombustibles a precios inferiores a los costes de producción locales, lo que hace que las grandes distribuidoras prefieran adquirir el biodiesel en el mercado exterior y la producción local se vea seriamente afectada.
La otra parte del problema que tienen los productores de biocombustibles en Europa es la inseguridad generada por una política de apoyos que fluctúa demasiado para un sector, el de los biocombustibles, que depende demasiado de las deciciones políticas que se adopten y que precisa de fuertes inversiones.
Por lo pronto el Proyecto de Ley votado el 11 de septiembre pasado por el Parlamento Europeo parece que tiene una intención clara de limitar los biocombustibles de primera generación en Europa y comenzar a promocionar los de generaciones superiores (segunda y tercera).
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